La inteligencia social es la nueva ciencia de las relaciones humanas.
Estamos “programados para conectar” con los demás. Todas nuestras relaciones interpersonales tienen un impacto muy profundo en nuestra vida. Nuestra predisposición natural nos lleva a tener que desarrollar esta inteligencia social para triunfar.
Nuestras relaciones cotidianas son variadas y, por lo general, son muchas. Nos conectamos con nuestra familia, con nuestros jefes y compañeros de trabajo, con nuestros amigos e incluso con muchos extraños. Todas estas relaciones sociales forman parte de la conexión que establecemos con los demás y repercuten en nuestro estado de ánimo, en nuestra forma de pensar y en nuestra forma de encarar el futuro.
Se dice que las buenas relaciones interpersonales actúan como “vitaminas” y las malas relaciones personales son “veneno”, para tratar de dimensionar el verdadero alcance que tienen en nosotros.
La inteligencia social fue definida como la capacidad humana para relacionarse. Expertos aseguran que fue la clave para que nuestra especie sobreviva. El cerebro social se desarrolló para enfrentar desafíos, para coordinar, cooperar y para desarrollar nuestro cerebro en sí.
El liderazgo se relaciona específicamente con la inteligencia social y con la capacidad de que otras personas actúen de acuerdo con ciertos lineamientos necesarios para el proyecto que tengan en común. Dirigir a las personas requiere de un desarrollo personal diferente, ya que las respuestas apropiadas y rápidas serán la representación de nuestro liderazgo.
Se entiende que la inteligencia social está compuesta por dos ingredientes: la conciencia social y la aptitud social. La primera se refiere a la capacidad para ser sensibles al estado interno de otra persona, es decir, para percibir las señales emocionales no verbales. La aptitud social, por su parte, es la que nos permite establecer interacciones efectivas, ya que a través de ella tomamos en cuenta las necesidades de los demás y somos capaces de actuar en consecuencia.
Ambos ingredientes son complementarios entre sí y se necesitan el uno al otro para armar una conexión armoniosa, y así una inteligencia social favorable para mi desarrollo personal. Es necesario aprender a construir interacciones fluidas y eficaces.
Mi carisma y mi influencia sobre los demás logrará atraer a mi equipo de trabajo y juntos lograremos resolver problemas y evitar conflictos. Por el contrario, el narcisismo y la manipulación derivarán siempre en situaciones desfavorables.