Encontrar un balance, un equilibrio y un estilo de vida.
Sin dudas, nuestro trabajo ocupa un lugar muy importante en nuestras vidas. A veces, el lugar que ocupa es tan grande que solemos olvidar todo lo demás.
Motivados por nuestro deseo de triunfar profesionalmente, podemos llegar a olvidarnos de nosotros mismos. Esto puede producir que ignoremos por completo que debemos lograr un balance entre nuestra vida personal y nuestra vida laboral.
Dada la situación sanitaria del mundo, acudimos a las nuevas tecnologías y llevamos nuestras oficinas a nuestras casas. Esto tiene sus ventajas, pero también significa que estamos disponibles las 24 horas del día, todos los días, para nuestro trabajo.
El perfeccionismo, la competencia y el medio de quedar sin trabajo en medio de una pandemia, han vuelto a nuestros días interminables y las jornadas de trabajo parecen ser eternas. En consecuencia, cada vez es más difícil alcanzar un equilibrio.
La cuestión es que este equilibrio no es algo menor. Alcanzar un equilibrio personal y profesional es de vital importancia para nuestra salud física, mental, e incluso profesional.
Empleados y empleadores deben luchar porque su vida laboral no invada sus vidas personales.
Incluso, los expertos aseguran que aquellos empleadores que garantizan equilibrio personal y profesional en sus centros de trabajo obtienen a cambio trabajadores más leales, más productivos y menor ausentismo.
Algunas estrategias que podemos utilizar para llegar a este punto de equilibrio pueden ser:
- Desconectar: tan simple como eso. Desconectar la posibilidad de estar todo el día disponible. Asegurarnos de que, en momentos no laborales, no nos interrumpa nuestra vida personal algún mensaje laboral. La mensajería instantánea y el correo electrónico deben quedar relegados a la hora de pasar tiempo con nuestros seres queridos o a la hora de distendernos. Si es necesario debemos apagar el teléfono o la computadora, y aprender disfrutar el momento sin preocuparnos. Las notificaciones del celular se nos convirtieron en un hábito constante que debe ser dejado de lado.
- Empezar nuevos hábitos con pequeñas acciones: visualizarnos con nuevos hábitos no debe ser un cambio radical. Podemos lograr equilibrio entre trabajo y vida personal estableciéndonos pequeñas tareas y cumpliéndolas a diario.
- Entender que la perfección es imposible: más allá de nuestra personalidad, debemos entender que no podemos continuar con tendencias perfeccionistas que invadan todas las horas de nuestro día. Cuando el trabajo se vuelve más complicado, la perfección se vuelve imposible. El secreto para el equilibrio laboral es dejar atrás el perfeccionismo y darle la bienvenida a la excelencia, que no es “perfecta” pero es suficiente.
- Tratar de practicar ejercicios y meditaciones: hacerlo diariamente sería un gran logro, pero podemos establecernos metas menos estrictas y tomarnos algunos minutos a la semana para apaciguar la mente. La idea es despertar a tu sistema nervioso parasimpático y poner en marcha a tu cuerpo mientras te liberas del estrés.
- No perder el tiempo: debemos priorizar nuestras actividades y distinguir entre las necesarias y las prescindibles. De esta manera, veremos cuáles son las tareas verdaderamente importantes y a cuáles no deberás dedicarles más que unos minutos de tu tiempo.
Por último, recordemos que es importante un balance, un punto de equilibrio y encontrar un bálsamo, porque lo primordial es tener en claro que nuestra responsabilidad más grande es nuestra propia vida.