Para empezar, debemos establecer como primera afirmación que una empresa no es innovadora simplemente por haberse digitalizado. Para la innovación son necesarios muchos otros elementos que deben ser tenidos en cuenta, y tener opciones online es simplemente uno de ellos.
Es evidente que la industria está viviendo una transformación digital, y esto nos obstaculiza a la hora de establecer o etiquetar qué es innovador y qué no lo es. Facilitar los accesos a nuevos clientes y pensar en un público millennial es algo que ya quedó dentro de lo casi-obligatorio. Pero dentro de esta “obligación” podemos tener nuevas e innovadoras ideas.
Por ejemplo, lograr que un cliente no deba acercarse a la sucursal, y que pueda realizar compras desde casa, se volvió en la innovación más necesaria para poder surtir las complicaciones que nos impuso la cuarentena y la pandemia del coronavirus.
Por otro lado, es importante no confundir a la innovación con un simple cambio. Para saber si realmente estamos innovando, debemos fijarnos en algunas cuestiones puntuales.
En primera medida, debemos revisar que lo que estemos haciendo sea diametralmente diferente a lo que veníamos realizando, es decir, que el cambio sea notorio y logre que las cosas se hagan diferentes y mejores.
En segundo lugar, analizaremos si es que estamos enfocándonos en la innovación que tiene que ver con la organización de la empresa o negocio. Este es un punto central, ya que organizar diferentes plazos y proyectos será la imagen más visible y evidente de que la innovación está sirviendo.
Además, hay que saber que no debemos innovar solamente en productos. Innovar debe incluir a los procesos, a las gestiones, a las carteras de proyectos y a los desarrollos.
Continuando con el tercer punto, es importante destacar que innovar requiere esfuerzo, tiempo y energía, por lo tanto, todos los que están involucrados con mi trabajo deben estar realmente dispuestos a innovar y a ser parte del proceso innovador.
Otro elemento por considerar es el compromiso. Debemos estar realmente involucrados con querer lograr el reto y tener en cuenta que existen posibilidades de que las cosas no salgan como habíamos estimado. Innovar cansa, requiere paciencia y perseverancia, pero los resultados realmente concretos llevan su tiempo.
El problema con la palabra “innovación” es que está usada de forma demasiado cotidiana y hemos perdido la certeza de lo que realmente comprende. Para que la innovación ocurra, debemos provocarla, crearla y llevarla adelante.
Será nuestra fuerza, nuestra proactividad, nuestro trabajo y nuestra perseverancia quienes darán salida a un proyecto encaminado, innovado y fructífero. Debemos apostar a una innovación sin interrupciones, de manera continua y homogénea.