Ideas para actuar con inteligencia a la hora de revisar nuestras cuentas.
Un flujo de caja controlado, organizado y metódico es imprescindible en cualquier organización. Debemos comprender que el flujo de caja necesitará especial atención en momentos determinados y que será nuestro mejor aliado para triunfar si es que actuamos con inteligencia.
Todos los movimientos financieros tienen que estar registrados y para esto incorporamos el concepto de ,,flujo de caja. Es factible que un negocio, especialmente en sus inicios, fracase por un control de flujo de caja deficiente.
A los recursos generados en un periodo de tiempo se le restan los pagos realizados en el mismo. La diferencia entre los cobros y los pagos sería el flujo neto caja, que constituye un importante indicador de la liquidez de la empresa, debiendo ser positivo. Esto quiere decir que, caso contrario, no generará recursos suficientes para afrontar sus compromisos de pago.
Debemos considerar que el flujo de caja se basa en la liquidez y no en el beneficio. Nos sirve esencialmente para conocer la capacidad de nuestro trabajo y para ver claramente el potencial que hay de afrontar los compromisos de pago a proveedores, acreedores, créditos, empleados, etc.
Debemos preocuparnos por cobrar todas las facturas sin demorarnos en los vencimientos, y abonar las que nos corresponden de la misma manera. Establecer procedimientos para pagar y cobrar producirá menos intereses y esto se verá en un largo o mediano plazo.
Hay algunas medidas que podemos tomar para ayudarnos a controlar el flujo de caja. En primer lugar, realizar previsiones y establecer protocolos de acción en caso de retrasarnos en pagos. Esto quiere decir, proyectar realistamente a futuro sobre cómo debemos actuar.
Por otro lado, debemos llevar un control exhaustivo de los cobros y analizar cada uno por separado. También controlar las existencias y planificar las compras y los movimientos de la tesorería.
También podemos revisar en detalle los gastos y mantener un ojo en nuestras cuentas bancarias periódicamente. Esto ayudará a detectar imprevistos, cargos que no correspondan o algún descuido.
Incorporando nuevos hábitos, con el tiempo los automatizaremos y todas las personas de nuestro equipo lograrán automatizarlos también. Cambiará nuestra idea de cómo se debe cuidar el dinero de la empresa y propiciará a un ambiente más claro y previsible.