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En el verano, es habitual que estemos un poco desorganizados. Implementar una prevención de problemas nos evitará un caos.

Gestionar correctamente el plan vacacional de mi personal hará que no se afecte la productividad de mi negocio, especialmente considerando que en algunos rubros la temporada puede ser más baja de lo habitual.

Aprender a programar con anticipación es una buena práctica para adquirir y para mejorar año a año. Para esto, puedo recurrir a dos estrategias: al diálogo o a la definición unilateral en el contrato de trabajo. Por supuesto, el diálogo será una estrategia más amigable y amena para los trabajadores, pero la definición unilateral en el contrato será la estrategia más clara.

En primer lugar, debemos aprender a realizar las contrataciones de manera inteligente y teniendo en cuenta el periodo vacacional de los colaboradores. Es decir, debo pensar de antemano que el período vacacional de quienes incorpore no coincida con las temporadas de mayor productividad.

En segundo lugar, hay que establecer que lo mas importante es la continuidad de las labores y esto debe estar asegurado. Cada empleado debe tener en claro que lo fundamental en este tiempo es que el trabajo de todos no se venga abajo. Para eso, debemos garantizar los reemplazos correspondientes o suplir las tareas entre los trabajadores que estén activos. Pero esto no será fácil: no podemos sobrecargar de labores al resto.

Como tercer paso, lo mejor será evitar los conflictos entre los trabajadores. O sea, debo intentar llegar a acuerdos claros con todos y priorizar las solicitudes y necesidades particulares.

Para que mi proceso sea exitoso, tengo que definir, si es que todavía no lo hice, una política vacacional clara. Mis políticas empresariales deben estar en función de la manera más inteligente de planear las vacaciones, que impacte de la menor manera posible a mi negocio.

Por último, una práctica a adquirir es la de gestionar las vacaciones con suficiente tiempo de antelación. Esto siempre será de suma importancia para la organización.

Recordemos siempre que las vacaciones son el período de descanso y de renovación de energías de mi grupo de trabajo. A pesar de resultar incómodas algunas veces, son necesarias y tiene sus frutos: alivian el estrés, relajan posibles tensiones entre compañeros, son espacios de dispersión y de goce con la familia.

En conclusión, ¿Qué hacer si debo reagendar descansos o si mi organización no fue del todo exitosa?: debemos mantener la calma y reintentarlo para lograr un equilibrio entre lo que mi trabajador pide y lo que mi empresa necesita.